Tándem
para un animal pink es el título del
poemario cuyo autor es Nicolás Pinkus, parte del catálogo de la incipiente
editorial Zindo & Gafuri. Sin textos en las solapas ni en la contratapa,
sin prólogos, epílogos ni estudios preliminares, y con sólo dos epígrafes a
modo de preludio (citas a Ezra Pound y a Saint-John Perse), Pinkus desafía al
lector a tomar el único camino disponible para saber de qué la van sus textos:
adentrarse en sus vaivenes. Y vaya si los hay. Amor y desamor, fiesta y firmas
de defunción, intelectualismos y banalidades, húmeda ciudad y puna seca. Todo
convive y se mezcla en una coctelera hecha de esa materia tan propia del
discurso literario posmoderno, que habilita llamativas vecindades en el barrio de
la poesía entre reflexiones sobre la
obra de Heidegger y el éxtasis que produce el hallazgo de “un kiosko que vende
m&m de chocolate blanco”.
La
omnipresencia del amor como vara ordenadora del resto de las cosas se presenta
desde el vamos en Lumbre. El amor es
un dios supremo, un buda recauchutado, huidizo de la falsa dicotomía entre lo
profano y lo sagrado. Pero rápidamente sobreviene el desamor, esfera donde
predominan las referencias a lo banal y cotidiano (Epooxis, Ícaro), y tan
sólo la subversión de todos los parámetros en plena fiesta parece aliviar la
insoportable tensión a la que se ve sometido el ambiente de los textos (La fiesta del paje). Llamativo, por otro
lado, sorprenderse con esfuerzo en la lectura de pasajes como “Son todos
procesos del orto que no caben / en las palabras que leés” o “Compro café. /
Café y leche para el desayuno. / Y coca, porque a Flei y a mí nos van a dar
ganas / de tomar coca”. Sin dudas, Pinkus se muestra mucho más cerca de una
poesía inquietante y renovadora cuando da lugar a juegos complejos del lenguaje
(Balcón. Noche.) que al relatar las
peripecias cotidianas de un muchacho atormentado.
Publicado en el suplemento de Cultura del diario Perfil el domingo 17 de febrero de 2012
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