Cuando tenía 22 años, Yael, una
azafata israelí, sufrió un atentado de parte de activistas palestinos en el que
murió su mejor amiga y ella resultó herida. Veinte años después de aquel hecho,
apenas un centímetro de lana en el inmenso ovillo de violencia que desató la
ocupación de Gaza por parte de Israel, Yael visita en la cárcel a Hazzan, el
palestino sobreviviente de aquel episodio, motivada por profundas fuerzas
internas y externas, presionada por su entorno pero impulsada por la búsqueda
incesante de una paz posible. Estas situaciones, que sucedieron en la realidad
pero con protagonistas de otros nombres, son las que inspiraron a Mario Diament
a escribir Tierra del Fuego,
protagonizada por Alejandra Darín, en el papel de Yael, y Pepe Monge, en el de
Hazzan. El diálogo que entre ellos se produce es el componente central de esta
obra que explora muchas de las largas y profundas contradicciones que atraviesa
la comunidad israelí respecto del conflicto con Palestina. Completan el elenco
Ricardo Merkin, Elena Petraglia, Juan Carlos Ricci y Miguel Jordan, que en sus
pequeñas intervenciones ofrecen lo mejor de este espectáculo.
Si bien la
obra está estructurada en torno al diálogo entre Yael y Hazzan, esta
conversación se ve interrumpida en diversos momentos por la irrupción de los
restantes personajes, que aguardan sentados a un costado de la escena. Así,
Yael pasa a dialogar con su marido, con el abogado de Hazzan y con la madre de
su amiga asesinada en el atentado, sin que medie un cambio de escena drástico,
sino que la separación está dada principalmente por lo auditivo. En todos los
casos, estos personajes representan las diversas posiciones civiles en torno al
conflicto político-social entre Israel y Palestina: los sionistas, los judíos
pacifistas y críticos de la ocupación, y la posición palestina libertaria. Un
mérito central de esta propuesta es la posición que asume, en la medida en que
no se erige por encima de la situación, delicada e irreconciliable entre dos
pueblos, ofreciendo una lectura superadora, sino que busca reflejar la
complejidad y la gravedad de la situación, en tanto plantea un mensaje de
concordia que confía en que el amor por el prójimo puede quebrar intereses,
incluso aquellos más profundos, como los políticos, económicos y religiosos. Tampoco
tiene tapujos al señalar que la ocupación de Gaza es una acción desigual,
injusta y cruel.
Tierra del
fuego por momentos es demasiado solemne: son pocas las humoradas, escasean las
situaciones que distiendan una atmósfera que de principio a fin es acuciante.
La puesta en escena, sencilla, ayuda a que toda la atención se centre en los
diálogos. Hay también un fuerte componente audiovisual que aporta dinamismo. La
posibilidad de la recuperación de cuanto menos un ápice de lo perdido a causa
de la guerra es lo que propone la obra como esperanza entre tanta pérdida.
Director: Daniel Marcove
Autor: Mario Diament
Actúan: Alejandra Darin, Pepe Monje, Ricardo Merkin, Elena
Petraglia, Juan Carlos Ricci y Miguel Jordan.
Diseño gráfico: Pedro Flores Maldonado
Producción: (Ejecutiva) Pablo Silva
Vestuario: Daniela Taiana
Diseño del espacio: Tito Egurza
Asistencia de dirección: Iardena Stilman
Musica: Sergio Vainikoff
Asistencia de Producción: Maria Daniela Laprea, Henry
Rosales
Realización de escenografía: María José Crivella y Marina
Apollonio
Realización de vestuario: Lidia Benitez
Fotos: Gianni Mestichelli
Publicado en el suplemento de Espectáculos de Perfil el domingo 4 de agosto de 2013
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