Un proyecto de Ley que puede cambiar el panorama de la prensa cultural
gráfica en la Argentina espera en tres comisiones de la Cámara de Diputados
para ser tratados este año. La iniciativa dispone el fomento de las
publicaciones culturales independientes, en todos los eslabones de la cadena.
La historia de la cultura
argentina, sus puntos de inflexión y sus debates, sus vanguardias, centros y márgenes, su vínculo con el público especializado
y general, de nicho y de masas, y la relación entre el mundo del pensamiento,
el arte y la literatura de este rincón del hemisferio sur y los principales
centros de producción mundiales. Todo está unido a la vida y obra de las
revistas culturales. Nombres propios como Sur, El escarabajo de oro, Poesía
Buenos Aires, Punto de vista, Pelo, Contorno, Crisis, Cerdos & Peces, Humor
y Expreso Imaginario forman parte de la memoria cultural argentina con un grado
de incidencia decisivo en una cultura concebida en sus orígenes desde las
alturas de la torre de marfil. En la actualidad, existe una importante cantidad
de revistas que continúa aquella tradición, desde diversas temáticas y
enfoques, a través de un trabajo persistente, luchando contra las condiciones
privativas del estado actual de la cadena de producción de la prensa gráfica.
Este año, el panorama puede cambiar: la Ley de Promoción de la producción
independiente de comunicación cultural por medios gráficos y digitales espera
en la Cámara de Diputados para ser tratada y así modificar un panorama que se
presenta como molino ante Quijote para los editores del sector.
En diciembre
de 2001 hubo una reunión entre los representantes de las revistas culturales y
autoridades del gobierno de De la Rúa, ya en franca debacle y a pocos días de
escapar de Casa Rosada montado a un helicóptero. Asistieron representantes de
diversas publicaciones, como Gustavo Noriega, por El Amante, Beatriz Sarlo, por
Punto de Vista, y Claudia Acuña, que daba los primero pasos con la cooperativa
de comunicación La Vaca pero con largo recorrido en el periodismo gráfico. Fue
Acuña quien le dijo a Cavallo: “yo no sé si usted estará acá mañana, pero no
tengo dudas de que nosotros sí vamos a estar”. Si bien algunas de las revistas
que estaban representadas en esa reunión dejaron de editarse, y otras pasaron a
publicarse sólo en formato web, de 2001 a esta parte las revistas culturales e
independientes (en tanto no están producidas por grandes empresas editoriales)
se consolidaron como un sector específico y pujante dentro de la prensa
gráfica. Hoy, cerca de 200 publicaciones editadas en los más diversos puntos
del país, culturales e independientes, como Los Inrockuptibles, Mu, Haze,
Crisis, La Balandra, Barriada, Otra Parte, Hecho en Bs. As. o Turba, se nuclean
en la Asociación de Revistas Culturales e Independientes de la Argentina
(AReCIA). “Nuestros problemas son históricos, son puntuales y comunes a todos:
papel y distribución. Todo lo que pasa ahí, los aumentos en la cadena, los paga
el lector en el precio de tapa”, señala Acuña, que preside la cooperativa que
edita el periódico Mu.
La
distribución y venta de diarios y revistas hoy está regida por el decreto 1025/200, basado en el artículo 1°
del Decreto N° 2284/91 que dispone una “desregulación del comercio interior de
bienes y servicios mediante la eliminación de todas las restricciones a la
oferta de bienes y servicios en todo el territorio nacional que distorsionen
los precios del mercado". Es decir: ley de la selva.
“En los últimos
años estuvo en discusión el proceso de concentración en el ámbito audiovisual. En
2009 surgió una ley democrática que planteaba claros principios
anticoncentracionarios, que contribuían a la diversidad de voces –indica Daniel
Badenes, actual vicepresidente de AReCIA y editor de la revista platense La
Pulseada-- En la gráfica, en cambio, siguió rigiendo el neoliberalismo más
feroz, del principio al final de la cadena productiva. Al principio: el papel,
insumo básico poco controlado, que aumenta cuando aumenta el dólar, aumenta
cuando no aumenta el dólar, aumenta cuando hay paritarias, aumenta cuando no
hay paritarias, aumenta cuando llueve y cuando no llueve. En las propias
estadísticas oficiales, uno puede ver una inflación del 70% del papel en dos años.
Eso es expulsivo para los editores independientes, tanto de libros como de
revistas, que hacemos un gran aporte a la industria local”.
El proyecto de
Ley, presentado por el diputado del Socialismo Para la Victoria, Jorge Rivas,
dispone la creación de un registro en el ámbito del Ministerio de Cultura de la
Nación y de un Fondo para la Producción de Comunicación Cultural Independiente,
equivalente a un 8 % de lo que el Estado destina anualmente a la pauta oficial
en medios gráficos y digitales. A su vez, crea condiciones especiales de acceso
al crédito y un régimen de fomento, difusión y publicidad. El proyecto cuenta
con el apoyo del Sindicato de Canillitas, que ve sus ganancias perjudicadas por
el actual sistema de distribución, concentrada por los grandes jugadores del
mercado de la prensa gráfica. Además, los vendedores sostienen la exhibición de
este tipo de revistas porque se venden bien y dejan un mayor porcentaje del
precio de tapa. En ese sentido, la ley plantea una protección para asegurar la
llegada a los kioskos de las publicaciones comprendidas en el registro a crear.
Publicado en el suplemento de Cultura de Perfil el domingo 24 de abril de 2016
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