A pesar del predominio de sapos saltarines, topas y casas de
ratones, a pesar de una época que propone velocidad e inmediatez antes que
reflexión, volumen elevado y melodías elementales antes que músicas de arreglos
complejos, los payasos continúan entreteniendo, como lo hicieron desde tiempos
remotos con grandes y chicos. Lo circense atrae en parte por esa licencia para
ponerlo todo en cuestión, subvertir los valores hegemónicos y apropiarse de
lenguajes que en los papeles son “serios”, con los que “no se juega”. Y si eso
es combinado con excelencia desde lo escénico, innovación desde lo teatral y
letrístico, efectividad en las actuaciones y sobre todo arraigo local en las
temáticas, el resultado es una propuesta inmejorable como Locos ReCuerdos, la obra homenaje a Hugo Midón, que con música de
Carlos Gianni se presenta en el Teatro Cervantes por segunda temporada
consecutiva. El sello distintivo de la dupla Midón-Gianni, que juntos unieron
su creatividad en escritura y composición en clásicos como Vivitos y coleando, Derechos
torcidos, Huesito caracú y Playa bonita, entre muchos otros, se
plasma en esta obra de modo emotivo, reafirmando la vigencia de un camino
diferente para entretener, que invita a la reflexión sin golpes bajos, siempre
con la intención de despertar en el espectador, sea chico o adulto, inquietudes
en torno a lo que lo rodea.
En un viaje a través de muchas de las
historias a las que Midón dio vida a lo largo de su carrera y que lleva por
banda sonora un combo de rock, tango, jazz, canción, tap, swing y derivados, Locos ReCuerdos se anima a preguntarse
por las obsesiones de los adultos, por los problemas de las relaciones
amorosas, por lo que significa trabajar y por muchas de las principales aristas
de la cultura argentina. El elenco lleva a Omar Calicchio, Alejandra
Perlusky, Gustavo Monje, Denise Cotton, Sebastián Holz, Mariela
Kantor, Jorge Maselli y Pilar Menéndez, quienes dan sobradas muestras de su capacidad
actoral, su habilidad en los bailes y destreza vocal para atravesar ritmos y
generar climas. Los protagonistas encarnan payasos que a su vez son personas,
que ríen, lloran, se divierten o se preocupan, siempre con la mirada hacia el
futuro y la esperanza como motor, tanto en sí mismos como en sus pares.
Un vestuario y una escenografía que logran
construir un mundo de fantasía que a su vez no es muy diferente del que puede
habitar cualquier persona logran la difícil tarea de invitar al espectador a
ingresar en una dimensión nueva sin olvidar jamás el lugar del que se viene,
quién se es, dónde se vive ni a dónde se va.
En tiempos en que muchas de las
propuestas infantiles tienden a subestimar a los chicos, centrándose en ofrecer
estridencia, música básica y tramas con escaso conflicto, Locos ReCuerdos eleva el piso de calidad de la media de la
propuesta de los espectáculos infantiles.
Publicado en el suplemento de Espectáculos de Perfil
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