lunes, 16 de noviembre de 2015

La vida es una casualidad

El novelista venezolano Alberto Barrera Tyszka trabajó como enfermero en el Hospital Oncológico Padre Machado de Caracas, cuando a finales de la década de 1970 contaba apenas 18 abriles, en convivencia directa con pacientes que padecían cáncer genital, la mayoría de las veces con cuadros de gravedad irreversible. La reacción humana frente a lo inevitable es la principal inquietud de gran parte de su literatura, y de La enfermedad en particular. El protagonista de esta novela (ganadora del Premio Herralde de novela 2006, ahora editada en Argentina) es un médico que debe afrontar la noticia repentina de un cáncer terminal que acecha a su padre, al tiempo que es perseguido por un ex paciente, hipocondríaco y obsesivo, que establece una extraña relación epistolar con la secretaria de su consultorio. Desde allí, el autor traza una historia donde la vida cotidiana y los lazos familiares son puestos en cuestión. ¿Hasta qué punto eso que hacemos todos los días de modo automático no es en verdad un milagro, un artificio que corre el peligro de desvanecerse en apenas segundos?



Otro dato biográfico clave: Barrera Tyszka trabaja actualmente como escritor de guiones para novelas de la televisión mexicana. No sorprende. Su estilo es altamente visual. El caraqueño desparrama a lo largo de la narración diversos elementos que habilitan una figuración natural de la escena, sin mayores esfuerzos. Los gestos faciales, la definición de los rostros, los movimientos corporales, los tonos de voz, son elementos centrales para el pulso que cobra la prosa. El ritmo es veloz, las derivas reflexivas se administran bien a lo largo de la acción, que predomina y avanza, algo importante al momento de narrar una historia (no obstante, la literatura de nuestro tiempo prefiere pasar esto por alto a menudo).  


La enfermedad rema contra sí misma porque versa sobre un tema universal y a menudo lacrimógeno. Sin embargo, logra un equilibrio: sensible pero nunca cursi, ofrece un fresco de lo que rodea aquello que ocurre 1,8 veces por segundo en cada uno de los rincones del planeta: la muerte humana.  






Publicado en el suplemento de Cultura del diario Perfil el domingo 15 de noviembre de 2015

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