domingo, 13 de febrero de 2011

Rompecabezas de un guión alucinado

Un hombre de sesenta y nueve años se despierta repentinamente en una habitación de hospital. No sabe cómo ni por qué llegó hasta allí. Tampoco en qué lugar del mundo se encuentra, y mucho menos quién es esa joven que, sentada a su lado, parece estar a cargo de su cuidado. Roberto Ballesteros, viudo, director de cine con cierto éxito en la década de los ochenta, no recuerda nada de los últimos cuatro meses de su vida, durante los cuales no sólo enfermó de Fiebre nómada, un extraño virus de origen africano, sino también comenzó a escribir el guión de un postergado y definitivo largometraje. A partir de entonces, queda planteado el escenario sobre el cual de desplegarán los argumentos de El médano, de Gabriel Bellomo, una novela que versa sobre cómo es posible reordenar las fichas del complejo rompecabezas compuesto por retazos de la memoria. 
 En una historia que tiene como anclaje espacial al eje Buenos Aires–Uruguay (en este caso Valizas, pequeño pueblo pesquero oriental), los pocos personajes que forman el elenco de El médano son satélites que se desplazan en una órbita cuyo epicentro es la vida de Ballesteros, trastocada por el quiebre producido por la enfermedad. De esta manera, se torna por momentos incierto el carácter de los hechos propios de la trama: no se sabe si las situaciones presentadas ocurren realmente o forman parte del “borrador de un guión alucinado”, construido por las elucubraciones del viejo cineasta, que retorna del letargo causado por la enfermedad en la sugerente fecha del 24 de marzo.
 Gabriel Bellomo es autor de libros de relatos como Historias con nombre propio, Olvidar a Marina y Marea negra, entre otros. El médano, su tercera novela, lleva al extremo su obsesión: la reconstrucción de la memoria como motor necesario para la vida en el presente.

Publicado el 13 de febrero de 2011 en el suplemento de Cultura del diario Perfil

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