lunes, 4 de enero de 2016

No es sólo brasilera

Las tres muertes de K es una suerte de redención para su autor, el paulista Bernardo Kucinski. A través de la literatura y sus procedimientos, da cuenta de una historia traumática de su propia biografía: la desaparición de su hija Ana Rosa Kucinski y su pareja Wilson Silva, ambos de 32 años circa 1974, militantes de la Alianza Libertadora Nacional (ALN), y la posterior búsqueda de los rastros, un drama que, como la alegría, no es sólo brasilero.

Pero hay más: esta historia no sólo es un recorrido del periplo de K en busca de información que lo lleve a dar con su hija, sino también una larga reflexión sobre sí mismo, los vínculos familiares y la forma en la que un padre puede darse cuenta de modo forzoso que no conoce nada de la vida de una persona a la que vio nacer, crió y alimentó con toda su dedicación y todas sus expectativas.



La pluralidad de voces es un elemento clave para el enfoque que el autor le da a esta historia. La propuesta es una mezcla de realidad y ficción, a través de la intercalación de narradores. Así, aparecen las miradas de distintos involucrados en la temática de la represión y de la resistencia, para configurar un ámbito complejo de sentido, donde la dirección es clara, pero nunca simplificadora del asunto. Otro aporte que hace este libro tiene que ver con el ambiente del judaísmo en el Brasil, sus formas de socialización, la pesada herencia del nazismo, los espacios donde se fueron moviendo sus practicantes, y la dinámica que adquirió el culto de esta religión en un contexto dictatorial. El narrador principal es un especialista en yiddish, tan especializado que durante años puso allí toda su atención y olvidó seguirle los rastros a su hija. Cuando quiso darse cuenta, ésta se había convertido en una militante clandestina de un grupo revolucionario, y estaba desaparecida. 

Publicado en el suplemento de Cultura de Perfil

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