domingo, 27 de febrero de 2011

La delgada línea entre ficción y realidad

¿Puede una revelación literaria serlo también en el orden de la propia vida? ¿Dónde se ubican los límites entre ficción y realidad? A partir de estos interrogantes el novelista noruego Dag Solstad construye la historia que da forma a Pudor y dignidad, su primer libro publicado en español, que funciona como un mapa de posibles caminos para desentrañar algunos de los enigmas que rodean al quehacer del campo literario y a la atestada conciencia propia de la vertiginosidad de la vida rutinaria y moderna.
El protagonista de Pudor y dignidad es Elias Rukla, un profesor de literatura clásica noruega que lleva veinticinco años explicando los mismos conceptos acerca de El pato salvaje, una obra de teatro del canónico autor nórdico Henrik Ibsen. Repentinamente, y ante una treintena de aburridos alumnos adolescentes, Rulka experimenta una revelación respecto del rol del Doctor Relling, uno de los personajes centrales de la obra que analiza. Ese descubrimiento llevará consigo un despertar de la adormecida conciencia del protagonista, que a partir de entonces pondrá en cuestión no sólo su tarea como docente de literatura, sino también sus concepciones políticas, sus impulsos vitales, sus rutinas, sus pensamientos (desde los más banales hasta los abstractos y complejos), así como las amistades, los amores y la consideración de la belleza.
“Si quita usted la mentira vital a un hombre corriente, le quita al mismo tiempo la felicidad”. Esta sentencia, que originalmente fue puesta en boca de uno de los personajes de Ibsen, es el disparador que utiliza Solstad para poner en pie la compleja estructura psicológica de Elias Rulka y con ella apuntalar el axioma que se respira a lo largo de las páginas de la novela: la existencia de un mundo personal artificioso es lo que permite a los hombres continuar con su vida.  
La aparición de Pudor y dignidad es una gran noticia, dado que la literatura noruega contemporánea es hasta el día de hoy algo difícil de encontrar en nuestro país. Echando mano de modo mesurado pero firme a recursos clásicos de la narrativa moderna, como la intertextualidad y el fluir de la conciencia de los personajes, Solstad ofrece un texto que profundiza en las contradicciones de la vida moderna, algo que le permite despacharse con largas reflexiones sobre psicología, literatura, filosofía y política.

Publicado el 27 de febrero de 2011 en el suplemento de Cultura del diario Perfil

domingo, 13 de febrero de 2011

Rompecabezas de un guión alucinado

Un hombre de sesenta y nueve años se despierta repentinamente en una habitación de hospital. No sabe cómo ni por qué llegó hasta allí. Tampoco en qué lugar del mundo se encuentra, y mucho menos quién es esa joven que, sentada a su lado, parece estar a cargo de su cuidado. Roberto Ballesteros, viudo, director de cine con cierto éxito en la década de los ochenta, no recuerda nada de los últimos cuatro meses de su vida, durante los cuales no sólo enfermó de Fiebre nómada, un extraño virus de origen africano, sino también comenzó a escribir el guión de un postergado y definitivo largometraje. A partir de entonces, queda planteado el escenario sobre el cual de desplegarán los argumentos de El médano, de Gabriel Bellomo, una novela que versa sobre cómo es posible reordenar las fichas del complejo rompecabezas compuesto por retazos de la memoria. 
 En una historia que tiene como anclaje espacial al eje Buenos Aires–Uruguay (en este caso Valizas, pequeño pueblo pesquero oriental), los pocos personajes que forman el elenco de El médano son satélites que se desplazan en una órbita cuyo epicentro es la vida de Ballesteros, trastocada por el quiebre producido por la enfermedad. De esta manera, se torna por momentos incierto el carácter de los hechos propios de la trama: no se sabe si las situaciones presentadas ocurren realmente o forman parte del “borrador de un guión alucinado”, construido por las elucubraciones del viejo cineasta, que retorna del letargo causado por la enfermedad en la sugerente fecha del 24 de marzo.
 Gabriel Bellomo es autor de libros de relatos como Historias con nombre propio, Olvidar a Marina y Marea negra, entre otros. El médano, su tercera novela, lleva al extremo su obsesión: la reconstrucción de la memoria como motor necesario para la vida en el presente.

Publicado el 13 de febrero de 2011 en el suplemento de Cultura del diario Perfil